Cabezón Podocnemis unifilis
Descripción: Tortuga de río parecida al tereca y (Podocnemis unifilis) debido al tamaño y a la similitud entre sus caparazones. Se distingue fácilmente por su gran cabeza que puede llegar a medir hasta 8 cm de ancho [1,2]. El caparazón, bastante alto, alcanza hasta 68 cm de longitud en los machos adultos, siendo un poco más pequeño en las hembras. El caparazón es de coloración negruzca, de contorno oval y en forma de domo, y ligeramente expandido hacia la parte de atrás. El peso promedio es de 8 kg en las hembras adultas y de 11 kg en los machos [3]. En el peto no tiene charnelas. Posee gran fuerza en las mandíbulas. La ausencia de ornamentación facial, al igual que la disposición lateral de sus ojos y la mandíbula en forma ganchuda la diferencian del género Podocnemis. Las extremidades son escasamente palmeadas, por lo que no se le conoce como muy nadadora, y más bien pasa la mayor parte del tiempo caminando sobre el lecho de los ríos, lejos de la corriente principal. No suele asolearse ni anidar en las riberas, sino en tierra firme [10]. La hembra pone sus huevos en diversos sustratos, en playas o dentro del bosque entre raíces, nidos de hormigas, termitas o junto a troncos caídos [4].
Distribución: Especie con distribución amplia al norte de Suramérica. Ha sido registrada en la cuenca sur del río Orinoco y en la vertiente norte de la cuenca del río Amazonas, en el sur de Venezuela, este de Colombia, Ecuador oriental, noreste de Perú y Guayana Francesa, y al norte de Brasil. En Venezuela está prácticamente ausente al norte del Orinoco, pero se observa ocasionalmente en el extremooriental del estado Apure, según unos pocos registros para los ríos Capanaparo, Cinaruco, Potrerito y Orinoco. Su abundancia es mayor hacia el sur del estado Amazonas, en el río Autana, caño Atacavi, San Carlos de Río Negro,Macuruco y Santa Cruz de Atabapo en el río Atabapo, lugares donde parece estar asociada a los ríos de aguas negras [2,5]. También es conocida por los sinónimos Podocnemis tracaxa y Peltocephalus tracaxa.
Nombres comunes: Cabezón, Tortuga cabezona Big-headed amazon river turtle, Big-headed sideneck
Situación
Aunque la especie presenta una distribución amplia en la Amazonía venezolana, muchas de sus poblaciones enfrentan presiones de captura que podrían causar extinciones locales. Su captura es mucho más frecuente que la de otros pelomedúsidos [1]. La disminución poblacional de otras especies de tortugas de río, como la tortuga arrau (Podocnemis expansa), podría estar aumentando la presión sobre esta especie e incluso sobre otras tortugas de menor tamaño [5]. En el ámbito internacional la IUCN la clasifica Vulnerable [6]. En Colombia se le reporta como Casi Amenazada [4].
Amenazas
En territorio venezolano la especie es objeto de intensa cacería y comercio artesanal. Es utilizada como recurso proteico por comunidades locales y se considera muy importante dentro de la economía de ciertos poblados, donde es canjeada por artículos de primera necesidad [1]. Es perseguida especialmente en los lugares donde escasean la tortuga arrau (Podocnemis expansa) y el terecay (Podocnemis unifilis) [4]. Su capacidad de anidar en múltiples lugares dificulta la localización de los nidos, lo que la protege de depredadores humanos, sin embargo, los nidos suelen ser depredados por animales, aunque la mayor pérdida puede generarse por la creciente inesperada del nivel de las aguas [10].
Conservación
A escala internacional está incluida en el Apéndice II del CITES [7]. En Venezuela su cacería era ilegal por disposición de la Resolución N° 95 de 1979, sin embargo, 16 años después fue excluida en el Decreto N° 1.485 (11/09/96) que deroga la anterior resolución [8,9]. Su distribución abarca los parques nacionales Yapacana, Cerro La Neblina y Santos Luzardo (Cinaruco-Capanaparo), y la Reserva Forestal de Sipapo. No obstante, estas áreas no brindan la suficiente protección a la especie y su explotación no parece ser menor que en áreas no protegidas [1]. Para su conservación se requiere implementar planes efectivos de guardería ambiental, educación y manejo de las áreas protegidas. Estos programas deben contemplar la disminución de su comercio, sin afectar a las comunidades indígenas que aprovechan la especie [5]. Se debe brindar mayor protección a las planicies de inundación que cuentan con zonas de rebalses, hábitat prioritario para la especie y que no están debidamente representadas en el sistema de áreas protegidas [1]. Igualmente, es necesario profundizar los estudios sobre su presencia, abundancia y presión de cacería en los llanos venezolanos.
Referencias: [1] Pérez 1990. [2] Pritchard & Trebbau 1984. [3] Soini 1998. [4] Castaño Mora 2002. [5] Rodríguez & Rojas-Suárez 2003. [6] IUCN 2007. [7] CITES 2006. [8] Venezuela 1979. [9] Venezuela 1996a. [10] Rueda-Almonacid et al. 2007.
Autor: Alfredo Arteaga