El turismo, como actividad económica, es una de las más grandes industrias del mundo. Y dentro de ella, el turismo orientado a la naturaleza es el segmento que crece con mayor rapidez. Pero no debemos confundir al turismo de naturaleza con el llamado turismo ecológico o ecoturismo.
El concepto de Ecoturismo surgió hace un par de décadas, y desde entonces ha estado ganando bastante popularidad dentro de los ámbitos de la conservación y la actividad turística, pero son muchos los que aún no entienden su verdadero significado.
Otros, por el contrario, se valen del mismo y de la sensibilidad de mucha gente preocupada y deseosa de hacer algo en favor del ambiente, con la sola intención de vender un producto.
De hecho, la mayor parte del turismo que se lleva a cabo en áreas naturales, y estamos hablando de lo que ocurre en cualquier parte del mundo, y no sólo de Venezuela, no constituye ecoturismo, aunque así sea anunciado y vendido por las agencias de turismo.
¿Qué es el ecoturismo?
Ser ecoturista no es montar una carpa en medio de la sabana para sentarse a contemplar el paisaje. Mucho menos cuando la persona, en su afán aventurero, busca abrirse camino por terrenos vírgenes al mando de un vehículo de doble tracción… Ser ecoturista no es algo tan simple como tomar una mochila y caminar por las más remotas áreas naturales del planeta, bebiendo agua de río y alimentándose con lo que le provea la naturaleza… El ecoturismo presupone, y se manifiesta, en la responsabilidad y el respeto del viajero por el entorno que le rodea, lo cual lleva a la consecuente y necesaria conservación del recurso. El operador de ecoturismo y el ecoturista como tal, debe siempre procurar que el impacto ecológico que genere con su visita sea mínimo.
Por otro lado, el ecoturista debe saber apreciar y demostrar sensibilidad no solo en cuanto a los aspectos escénicos o la biodiversidad del lugar que esté visitando, o promocionando, en el caso del operador de ecoturismo. Sino también ante la presencia y genuina expresión de las culturas locales.
Pero el ecoturismo no es sólo eso. El ecoturismo debe reconocer, además, la importancia de la participación activa de la comunidad local en el desarrollo de la actividad turística como tal, educándola en cuanto a la planificación, administración y conservación de los recursos que le atañen. Pero más importante aún, tiene que hacerla partícipe de los beneficios que dicha actividad genere; lo cual ayudará a que ésta sea sostenible en el tiempo.
En definitiva, el ecoturismo se distingue del simple turismo de naturaleza por el énfasis que se hace en la conservación del recurso turístico y en la información que se le transmite al visitante acerca del mismo, en la responsabilidad y el respeto del viajero por el entorno que visita, en la formación y capacitación de los pobladores locales y guías turísticos como custodios y garantes de la permanencia del recurso, y en la activa participación socioeconómica de las comunidades locales.
Dar un ejemplo exacto de ecoturismo es algo más difícil, porque el turismo de naturaleza muchas veces va de la mano del turismo de aventura (o de riesgo, como también se le denomina), ambos se mezclan continuamente, y en ocasiones hasta presentan rasgos de auténtico turismo ecológico.
Fuente: http://www.venezuelatuya.com/articulos/turismo0104.htm