Caracas, 5 de septiembre de 2012 – Las emisiones de gases tóxicos y los residuos esparcidos al ambiente, desprendidos de la combustión, son dos grandes fuentes de contaminación ambiental a causa del siniestro ocurrido en la refinería de Amuay. El gas propano, sin estar en combustión, se degrada eventualmente. El verdadero problema son los productos originados por la combustión completa e incompleta, que se convierten en gases del efecto invernadero.
Según declaraciones del ecólogo y asesor ambiental Gustavo Montes, los efectos se verían a largo plazo y no en lo inmediato, pero tendrán su contribución. Aunque la explosión generó partículas que se ven, como el hollín, hay otras que no, pero que van también a la atmósfera. Lo más preocupante en este caso es que algunos productos de la refinería pudieran alcanzar el mar por la proximidad de ésta con la costa. Lo positivo es que la dirección del viento hace que el humo se vaya hacia el mar y no a zonas pobladas, aunque de igual forma se estaría afectando el ambiente.
Cuando el incendio alcanza productos hidrocarburos aumenta la intensidad del humo e incluso aumenta la toxicidad, por lo que lo más recomendable en mantener las poblaciones apartadas de las refinerías.
El fuego es una reacción química exotérmica con alta velocidad de reacción en la que unos materiales o elementos reaccionan químicamente entre sí, formando nuevos productos. En una reacción química la masa se conserva y este principio se puede aplicar también en un incendio.
Los materiales que componen el combustible no se destruyen, simplemente se transforman en otros diferentes. Si comparamos el peso y el volumen de estos productos antes y después de la combustión deberían pesar y ocupar el mismo volumen. Este principio se conoce como ley de conservación de la materia y fue elaborado por Antoine Lavoisier.
Por la reacción química de la combustión produce humo, gases, llamas y calor. Cada uno de estos productos resultantes de la combustión tiene un efecto diferente, tanto sobre la reacción química de la combustión como en el ambiente y, por consiguiente, sobre cuerpo humano.
El humo está compuesto por partículas sólidas y líquidas en suspensión. Los tamaños de estas partículas oscilan entre las 0.005 y las 0.01 milimicras. El contacto del humo con las mucosas del cuerpo humano provoca su irritación. Si entra en contacto con los ojos puede producir lagrimeo, dificultando la visión.
Si se dan las condiciones adecuadas, el humo puede llegar a ser inflamable o a provocar una deflagración. El humo es uno de los factores más peligrosos de un incendio.
En igualdad de condiciones algunos materiales emiten más humo que otros, por ejemplo, los líquidos inflamables producen un humo denso y negro. Aunque cada tipo de material emite un humo de un color diferente, resulta muy complicado saber qué se está quemando tan solo con ver el humo, pero puede servirnos de orientación.
Humo blanco: se produce por la combustión de materiales vegetales.
Humo amarillo: es producido por sustancias químicas con contenido en azufre, ácido clorhídrico y nítrico.
Humo gris: es emitido por materiales compuestos por celulosa o fibras artificiales.
Humo negro claro: es producido por la combustión del caucho.
Humo negro oscuro: plásticos, petróleo, materiales acrílicos.
La otra clasificación del humo es si arde en presencia de abundante oxígeno o con falta de él. El humo blanco normalmente se produce en incendios con alto contenido de oxígeno mientras que el humo negro en fuegos que arden con falta de oxígeno.
Las llamas son gases incandescentes cuya temperatura depende del tipo de combustible que se está quemando y de la concentración del comburente, sustancia que actúa oxidando el combustible propiciando la combustión. El comburente más común es el oxígeno, que se encuentra en el aire en una proporción del 21%.
En todos los incendios en los que se encuentren involucrados líquidos o gases inflamables encontraremos llamas, mientras que no podemos decir lo mismo de los incendios de materiales sólidos ya que algunos de ellos pueden quemarse sin producir llamas.
Un incendio, como hemos comentado anteriormente, es una reacción exotérmica, es decir, que desprende calor. El calor aumenta la temperatura de los gases producidos por el fuego y podrían quemarnos las vías respiratorias si los respiramos.
El calor de un incendio puede provocar una subida repentina de la temperatura corporal y esto puede hacernos sufrir un golpe de calor que podría llegar a provocarnos la muerte.
38ºC puede provocar abatimiento y desmayos.
43ºC dificultades para mantener el equilibrio térmico del cuerpo.
50ºC El cuerpo humano puede soportar esta temperatura de tres a cinco horas.
55ºC El ser humano no puede permanecer más de cuatro horas a esta temperatura. Podemos sufrir hipertermia y colapso del sistema vascular periférico.
Lo más importante en estos casos es que se realice un estudio del impacto ambiental que pudiera generar el desprendimiento de material toxico en el ambiente y actuar oportunamente para que no se afecte la salud de los habitantes, bien sea por el contacto directo con estos agentes o por consecuencias indirectas como contaminación de los alimentos, recordando que todos los elementos que se desprenden en forma de humo tienden a descender al mar y a la tierra, y afectar los productos para el consumo humano.
Como ven, es una situación compleja que afecta por todas partes, convirtiéndose en un total drama para Venezuela y, por supuesto, afectando el ambiente.
De parte del equipo de “Se Habla Verde”, nuestras más sinceras condolencias a los familiares de las víctimas de esta nefasta tragedia.
Por Karen Bitton @KarenBitton/ Semanario 6to Poder.