Una historia de amistad y entrega absoluta que te romperá el corazón.
Antony, un niño de siete años, tiene parálisis cerebral y por ello requiere un poco más de ayuda para hacer las cosas que la mayoría de los niños de su edad. Por fortuna, tiene a Stevie. Un pit bull de temperamento amable y entrenado como animal de servicio, que siempre se encuentra junto a él, para caminar a su lado, reconfortarlo y alertar a los adultos cuando algo está fuera de lugar. El problema de esta historia nace hace dos años, cuando los oficiales de la escuela de Antony, en Broward County, Florida, declararon que el perro no lo podía acompañar a clases. Esto, debido a que el niño no puede ejercer ningún tipo de control sobre su mascota en este lugar social.
La compleja decisión, hizo que Monica Alboniga, la madre de Antony, iniciara de inmediato una batalla en la corte de justicia para que le den a su hijo el derecho de llevar a Stevie a la escuela con él. Ella temía que, por causa de las estrictas reglas de la escuela en cuanto a los animales de servicio, su hijo sería expulsado. “Me siento completamente a salvo cada vez que él está con el perro, porque sé que el perro lo ayudará”, comentó Alboniga. “Cuando a Antony le dan convulsiones, Stevie empieza a ladrar y nos va a buscar. Luego vuelve con Antony, siempre se queda a su lado”.
Otra de las opciones que le daban a esta madre es que pagara por un “cuidador” para acompañar tanto a Stevie y a Antony, un requisito que para ella resultaba tan prohibitivamente costoso que su abogado lo denominó “una barrera imposible”. Así, tras una larga batalla legal, Beth Bloom, la Jueza estadounidense de ese distrito, emitió un fallo y fue partidaria de Stevie. “Este perro está completamente entrenado. A lo largo del día escolar, Stevie simplemente se queda sentado al lado de Antony”, escribió Bloom.
Dado los hechos específicos de este caso, tener atado a Stevie junto a Antony en la escuela constituiría un control que este último ejercería como cuidador por sobre su animal de servicio, lo cual conllevaría el significado de la regulación. Por ello, permitir que el niño asista a la escuela con Stevie atado a su lado consistiría en una adaptación razonable de lo que requiere el Consejo Escolar.
Bajo la Ley sobre Discapacidades Americana, no se les permite a las escuelas separar a las personas de sus animales de servicio. La extensión de la ley ya ha sido desafiada antes, pero es probable que el caso de Stevie establezca un precedente. “Él es un perro muy bueno”, comentó Alboniga al Miami Herald. “Él es muy dulce y muy obediente. Es el mejor perrito”.